martes, 27 de diciembre de 2016

LA CEGUA DEL PUENTE VIEJO DE YALAGUINA (AUTOR: MANUEL GUZMAN CENTENO )

Los restos del  puente viejo de Yalagüina, se encuentran a la orilla de la carretera panamericana, precisamente frente al lugar donde se produjo hace ocho años aquel trágico accidente del bus jalapeño, propiedad de  Eleuterio Rugama provocando la muerte de ocho personas. Los de Yalagüina, sí conocernos perfectamente este lugar.
Reitero que de este puente, sólo existen algunos   fragmentos de su estructura de cemento. Me contaba Leocadio Calderón que allá por 1940, una fuerte correntada  lo  destruyó. .
Durante mucho tiempo, este puente destruido, se convirtió en uno de los  lugares  predilectos  de  las apariciones de  la cegua. Usted puede preguntarle de estas apariciones a   personas de la tercera edad de Yalagüina que aún viven como : Leocadio Calderón, Tucho Calderón, Pablo Pérez, Joaquín López entre otros..
Sin embargo, hay un hecho muy particular referente a esta cegua y se los voy a contar de la siguiente manera: Hace  48  años, mi mamá (Pilar Centeno, q.e.p.d.) le encomendó a Concho Pérez, (q.e.p.d.y padre de Telma Pérez, ----- conserje de la extinta  cooperativa----- la misión de ir a traer a Los Encuentros a doña  Petronila Benavídez,  partera de ese entonces( madre del espadachín, Porfirio Benavídez )  para que le ayudara en el parto que trajo a esta  vida a mi hermano Rutilio. Contaba  Concho que él  pasó  a las nueve de la noche frente al puente y como la noche estaba clara vio a una mujer alta vestida de negra con una cabellera larga  tirada hacia la cara, presuntamente estaba  lavando una cobija con   la que hacía mucho ruido al golpearla contra la piedra. Inmediatamente pensé que era la cegua, porque era imposible que alguien estuviera lavando a esa hora, platicaba Concho, hombre que no le tenía miedo a ese tipo de  apariciones.
Agregaba Concho que al regreso pasaron como a las diez de la noche  por donde había visto a la cegua  y nuevamente vio a la mujer lavando,  confirmando  sus sospechas que era la cegua, porque lanzó una  carcajada  escalofriante, menos mal que doña Petronila no  la escuchó, porque era algo sorda.                            
Guacho Benavídez, ( de la comunidad de los Encuentros, Yalagüina ) me conversó que esta cegua, también le salió en Río Abajo---de este mismo municipio—a  Eustaquio  Joya frente donde vivía Mercedes Herrera. Eso fue como a las 11 de la noche. Varios pobladores al oír los gritos de Eustaquio se fueron en grupo a rescatarlo, encontrándolo arriba de unos charrales. Eustaquio pasó  varios  días con fuertes calenturas y sin habla. La gente quedó tan aterrorizada que nadie  se atrevía a salir después de las siete de la noche.
Por su parte, el Prof. Juan Pablo Hernández, alto funcionario de la Alcaldía de Yalagüina, me aseguró que un año antes del huracán Mitch  como a eso de las ocho de la noche venía  de Los Encuentros con el  Galáctico de Bismark Alfaro,  arrastrando su famosa bicicleta, “ La Cachuda”  ( llamada así por lo  largo  de sus manubrios)  y de repente vieron   que  detrás de ellos venía una mujer alta, desgreñada,  vestida de blanco, pero sintieron mucho más  miedo  cuando escucharon una carcajada  intimidante: ellos querían correr, pero  sentían  que corrían  como en cámara lenta: como pudieron  llegaron a sus casas  temblando de miedo. Personas que tuvieron conocimiento del susto que les produjo la cegua a este par de querubines, ----Juan Pablo y Bismark-----me  contaron que después de este incidente, a las 7 de la noche ya estaban  acostaditos en sus respectivas casas.  Le pregunté de esto a Bismark y ratificó lo expresado por su amigo Juan Pablo.  Por su parte doña Chila Cruz ----- fundadora  de la rotisería  “El Matapalo”---- coincide con Guacho Benavídez que la cegua le salió a Eustaquio Joya y a Pedro Joya y otras personas de aquellos tiempos. Lo que sucede que esta cegua aparecía en cualquier parte de la banda del río, desde el puente viejo hasta Río Abajo, manifestó doña Chila.
Nuestros antepasados , en las noches nos platicaban  que la cegua fue un fantasma que generalmente hacía sus apariciones en los ríos, panteones y en las noches claras. Asimismo aseguraban que preferentemente la cegua  le aparecía a los hombres que a medianoche salían a mujerear. Con la aparición de la luz eléctrica, el tráfico abundante de los vehículos y tantos adelantos más,  este personaje empezó a retirarse  de un ambiente que no era el suyo. Recordemos que la cegua era tema de conversación, cuando las familias se reunían en la noche a escuchar las  tétricas narraciones de los sustos que provocaba este personajes a los traseúntes nocturnos.
Obviamente que  las apariciones de estos personajes místicos  son leyendas que conforman la historia de nuestras comunidades,   perteneciendo  a un pasado  divorciado de la evolución de los tiempos, pero que podemos también leerlas en las novelas de terror de Henry James o  “El Castillo de Otranto” de  Horace Walpole.

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